UN AÑO
Pues si, ya ha pasado el primer cumple de Kenan. Un cumple que nos hemos hartado de celebrar, más por nosotros que por él, seguro, y que me ha hecho sentir inmensamente feliz a pesar de resfriado que lleva arrastrando desde hace más de una semana y que hace que se me encoja un poco el corazón con cada ataque de tos.
Un año desde ese día que rompí aguas en medio de la calle, de ese viaje hacia el hospital buscando como loca una panadería porque me moría de hambre, del tiempo que estuvimos esperando a que nos atendieran en la sala de espera porque desde recepción no habían avisado a los médicos de nuestra llegada, de la matrona estúpida y del ginecólogo encantador que se parecía al argentino de la serie Hospital Central. Un año lleno de aventuras, de dudas, de sonrisas que me desarman, de lavadoras, de domingos preparando papillas, de larguísimos paseos por la playa, de horas jugando en la cama, de canciones y videos de Baby Einstein que a Kenan le traen sin cuidado, de baños al principio temerosos y que ahora alargamos hasta el máximo… Un año eligiendo cada mañana que ropa le vamos a poner como si fuera un Nenuco, de mil fotos para no olvidar lo chiquitito que era, de noches durmiendo con él pegado a mi, de levantarme cada día esperando a ver con que me va a sorprender, de esperar desde el trabajo la llamada de mi novio informándome de cómo llevan la mañana y de lo que van a desayunar… En definitiva y resumiendo, El Mejor Año De Mi Vida, el primer mejor año del resto de mi vida
