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el placer de devorarse

LA VISITA DE PELOS

LA VISITA DE PELOS Ayer por la noche, bastante tarde y estando los tres en el sofá (o sea, nosotros y Currito) me pegué un susto de muerte: había un gatito en mi terraza mirandonos entre las cortinas. Rápidamente me puse a pensar: Vivo-en-un-tercero-como-grfañkx?vst!-ha-llegado-este-minino-aquí?. Era bastante pequeñito y precioso, y enseguida caí en que sería de los vecinos de al lado, que habría saltado por la terraza como hacía mi gata. Así que encerramos a Currito y salimos a coger al gato: él encantado de la vida, como si nos conociera de toda la vida. Dudamos en secuestrarlo y quedárnoslo, pero un ronquido/ladrido de fondo nos leyó la mente y nos recordó que no podía ser.
Así que os podeis imaginar mis pintas a la 1 de la mañana en pijama llamando al timbre de la vecina que me abrió en bata y me vió con su gato en brazos... bastante curioso y surrealista para ella, que no sabía que su "Pelos" (nombre muy oportuno) hacía incursiones nocturnas a nuestro hogar.
Cuando mi gata (Stromboli, me acuerdo mucho mucho de ella) vino a casa tuvimos que poner una malla entre las dos terrazas porque se pegaba unas excursiones de órdago, y como tenía ese caracter tan suyo, pues arañaba todo lo que había en la terraza de al lado... así que por el bien de mi ropa, que se seca apaciblemente en la terraza y el bien de "Pelos" que no sabe que tiene por vecino un perro-troll, mejor volvemos a poner la malla cuanto antes...

1 comentario

_buda_ -

uis, pobre Pelos q susto! Y para vosotros también!. Mi Wesley no salta de nuestras ventanas a las de la vecina...pero pq no llega q sino!! Mejor poner la malla pq si Currito no es amante de los gatos podriáis tenir un disgusto.